La presencia árabe en América Latina: breve recorrido desde su integración

La afluencia inicial de esta etnia se produjo en el siglo XVI, como consecuencia de la adquisición de recursos y territorios, en función de la conquista de regiones al norte y oeste de África y su posterior expansión comercial. Por lo tanto, en este proceso migratorio también fueron forzosamente arrastrados esclavos africanos provenientes de Senegal, Mali y Gambia.

Estas poblaciones procedían en su mayoría de las regiones del Líbano, Palestina, Siria y Egipto, y se les llamaba indistintamente “turcos”, pues sus países pertenecían en aquel entonces al Imperio Otomano. Ya a fines del siglo XIX se registró una acentuada llegada de poblaciones que escapaban justamente de su dominio.

Los países más receptores en el llamado “Nuevo Continente” han sido Argentina, Brasil, Venezuela y Colombia, los cuales recibieron fundamentalmente sirios y libaneses, y Paraguay y Chile, donde se asentaron mayoritariamente palestinos, sobretodo en una tercera oleada migratoria a partir de la creación del Estado de Israel en 1948. Estos países americanos eran particularmente distintivos por la presencia del libre albedrío, es decir, que cada religión era practicada libremente por sus adeptos y los conflictos religiosos por lo tanto no existían.

El perfil de las personas que inicialmente ingresaron era de joven edad, en su mayoría sin oficio ni profesión específica sino más bien de baja condición socio-económica, y cuyas actividades laborales fueron el comercio y la venta ambulante, además de haber sido ellos los precursores de la práctica del crédito, la cual no era conocida en este continente hasta entonces. Asimismo, no es posible negar la influencia del idioma árabe en la lengua española, en la arquitectura y el arte culinario, entre otros. Relacionado a sus actividades comerciales, fueron quienes introdujeron y generalizaron la adquisición de elementos tales como los peines, el jabón, el talco, las colonias, las telas para sábanas, las puntillas, las toallas, etc.

Podríamos hablar de una cuarta oleada migratoria reciente, que data desde hace no más de cuatro décadas, y cuyo contingente se concentró en la región denominada como “Triple frontera”, punto en el que confluyen los límites político-geográficos de Argentina, Brasil y Paraguay. Este grupo asciende actualmente a unos 25 mil habitantes, muchos de ellos ya conversos al Cristianismo, y quienes ingresaron a América escapando de los problemas económicos, políticos y sociales en el Medio Oriente. Concomitantemente, a partir de la década de 1970, la situación económica de la mencionada región mejoró en forma notable, como consecuencia de los puestos de trabajo y la apertura de numerosas industrias generadas por la instalación de la Represa Hidroeléctrica de Itaipú.

La Organización Islámica para América Latina (OIAL), estima que la presencia actual de árabes en este continente es de un millón y medio residentes en Brasil y 700.000, en Argentina, siendo estos dos lugares en donde tienen mayor presencia.